entre estas letras
que siempre nos han unido,
yo siempre admirando tu camino,
aprendiendo del maestro,
diciéndote una y otra vez
¡Gracias!,
por toda esa ternura, poeta,
hombre, amigo.
La distancia nunca ha sido impedimento
para saber si la alegría o la tristeza
circundan en tu vida.
No, no es necesario que lo digas,
sólo coge mi mano y sentémonos un ratito,
palma a palma en silencio el contacto
de tu alma y la mía…
¿Escuchas?
Es tu yo interno que me habla,
que me dice que batallas nuevamente,
que tu espíritu no se rinde,
porque desde dentro la sanación corrige.
Hoy, que yo vengo a visitarte,
deseando curar tu cuerpo,
has sido tú mi amigo quien le ha dado
a mi centro nuevo brillo.
©María de la Cruz Díaz Ll.®
26 de Agosto 2008
26 de Agosto 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por venir, leer y dejar tu comentario.