Voy atando
desde antes de tu partida
cada caricia, cada beso,
cada gemido, debajo
de la solapa del olvido,
para cuando te marches
y quiera reinar la muerte
en nuestro nido.
A punta de aguja e hilo
voy zurciendo tus sonrisas
en mi pensamiento
y el brillo de tu mirada
para espantar las sombras
al habitar la pena
en mi corazón confundido,
y empiece a adormecer mis sueños
convirtiéndome en helado río.
No quiero que silencien
la risa, ni los gemidos,
ni los diálogos donde eres tan mío,
los quiero como agudos estigmas
en la piel de mi alma,
que sobrevivan bordados,
hasta que retornes
hasta que retornes
y me cubras de nuevo,
con el calor de tu cariño.
23.05.13
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