donde se bañe tu pena,si mis letras pudieran ser
los escudos que te protejan de la violencia.
¡Que pobre me siento! al convivir con esta culpa... Mientras yo duerno en mi cama tibia,
tú vives en la más terrible miseria;
mientras abuso de mi libertad, tú mueres
en cárceles siniestras.
El terror que vi en tu rostro ha estigmatizado mi cuerpo, impura es mi lengua que besa, impuro mi pensamiento de miedo, impuras mi huellas de cangrejo.
¡Ay si yo lamiera tus llagas!
como fiel sabueso, quizás
el mundo alumbraría
quizás hombres de libertad eterna.
María de la Cruz Díaz
©Derechos Reservados del autor®
1ro de Nov.
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1ro de Nov.
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